Agronegocios
19 de junio de 2025 | 06:32

De commodity a categoría premium: el futuro de la uva se cultiva con visión global

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Mark Player, CCO de AMFRESH, instó a superar el modelo basado en volumen y avanzar hacia una propuesta de valor impulsada por innovación, experiencia del consumidor y liderazgo colaborativo en toda la cadena.

En el marco de GrapeTech 2025, el evento técnico más importante para la industria de la uva en el hemisferio sur, Mark Player, Chief Commercial Officer del Grupo AMFRESH, entregó una radiografía global del negocio y un potente mensaje: “El futuro de la uva se construye desde la innovación, el valor y el trabajo conjunto”.

Ante más de 800 asistentes —entre productores, exportadores, investigadores y líderes del retail— el ejecutivo británico, con más de tres décadas de experiencia, abordó los cambios estructurales que enfrenta la industria: costos crecientes, clima volátil, escasez de mano de obra y consumidores más exigentes. Aun así, destacó, la uva de mesa ha respondido con resiliencia e inteligencia estratégica. “La transformación no es una tendencia, es una redefinición de lo posible”, sentenció Player.

Durante su ponencia “Visión Global del Negocio de la Uva de Mesa”, Player expuso cifras que marcan el ritmo del cambio: en 2025, la categoría creció un 5,8% en Estados Unidos y un 10,7% en Reino Unido, reflejo de un consumidor que ya no solo busca fruta, sino sabor, nutrición, origen y experiencia.

“El modelo basado en hectáreas y toneladas fue útil, pero ya no es suficiente. Hoy, lidera quien crea valor”, explicó. En esta línea, Player destacó el rol clave de la genética, la poscosecha, la trazabilidad y el branding para responder a las nuevas exigencias del mercado.

Fruitology y el poder de las marcas

Uno de los conceptos más potentes presentados fue Fruitology, una arquitectura de marca que clasifica la fruta por atributos sensoriales —como dulzura, textura o perfil aromático— y no por color, permitiendo presentaciones más atractivas y segmentadas en góndolas.

“El consumidor actual busca emociones, historias y conexión. Las marcas pueden sostener precios premium y fidelizar al cliente. Lo vemos en manzanas como Pink Lady, que superan los 180 millones de dólares en ventas solo en Reino Unido”, ejemplificó.

Colaboración intercontinental: uvas todo el año

En el escenario global, el abastecimiento continuo es clave. A través de testimonios de representantes de Tesco (Reino Unido) y Mercadona (España), se reafirmó la necesidad de una cooperación sólida con los países del hemisferio sur, como Chile, Perú y Brasil, para garantizar disponibilidad de fruta fresca los 12 meses del año.

“Ya no se trata de competir entre países, sino de construir juntos una oferta confiable, sostenible y diferenciada”, enfatizó Player.

La temporada 2024–2025 fue histórica: se exportaron más de 1.375 millones de kilos de uvas entre Chile, Perú y Sudáfrica, con un giro notable hacia variedades protegidas y premium. Las uvas blancas superaron por primera vez a las rojas, una señal clara de cambio en las preferencias del consumidor.

“El 80% de las exportaciones de Perú y Sudáfrica ya son variedades licenciadas. Chile avanza a pasos firmes en esa dirección. Esta agilidad es resultado de una visión compartida entre obtentores, productores y retailers”, subrayó.

Un llamado a la acción colectiva

Player concluyó su intervención con un llamado inspirador: “Tenemos las herramientas —genética, datos, marcas, logística—. Lo que necesitamos es coordinación, liderazgo intergeneracional y una narrativa poderosa para las nuevas generaciones”.

El GrapeTech 2025, organizado por Uvanova y Yentzen Group, se consolidó así como un punto de inflexión para la uva de mesa. Una industria que, más que fruta, está ofreciendo experiencia, confianza y una visión de futuro basada en la colaboración y el valor agregado.

Las respuestas que Mark Player, Chief Commercial Officer del Grupo AMFRESH entregó basadas en su exposición:

¿Cómo se aplican esas innovaciones en la práctica?

Las innovaciones que impulsan el cambio en la industria de la uva de mesa —desde la genética hasta el marketing— se integran en cada eslabón de la cadena productiva. En la práctica, esto significa adoptar variedades protegidas como Sweet Globe o Cotton Candy, que no solo responden a las preferencias del consumidor por sabor y textura, sino que también son más resistentes a enfermedades y condiciones climáticas adversas.

A nivel de campo, los productores incorporan tecnologías de agricultura de precisión, riego inteligente y monitoreo climático para mejorar eficiencia y sustentabilidad. En postcosecha, se implementan protocolos avanzados de manejo, enfriamiento y empaque que aseguran una mejor conservación del producto durante su viaje a los mercados internacionales.

En el punto de venta, proyectos como Fruitology transforman la presentación al consumidor, segmentando las uvas no por color, sino por experiencia sensorial (crujiente, dulce, aromática), generando displays más atractivos y una decisión de compra más informada.

¿Qué papel juegan los pequeños productores aquí?

Los pequeños y medianos productores son esenciales en este nuevo paradigma, pero también enfrentan desafíos para adaptarse al ritmo de la transformación. Su papel es clave en la diversificación de oferta, la preservación de prácticas agrícolas locales y la sostenibilidad social del sector.

Para integrarse plenamente, deben acceder a programas de licenciamiento de variedades, capacitación técnica, financiamiento para innovación y alianzas con comercializadores o exportadoras que compartan valor y conocimiento.

Según Mark Player, la transformación es colectiva: “No se trata solo de grandes empresas, sino de crear estructuras colaborativas donde cada actor, sin importar su tamaño, contribuya y se beneficie del valor agregado”. Aquí entran en juego las alianzas público-privadas y gremiales que permiten escalar el acceso a tecnología y genética de vanguardia.

¿Cómo se asegura la sostenibilidad en toda la cadena?

La sostenibilidad, para Amfresh y otros líderes del sector, no es un eslogan, sino una estrategia integral y medible. Parte desde el desarrollo de variedades resistentes al clima, que requieren menos agua o productos químicos, hasta una logística eficiente que reduce la huella de carbono y una comercialización que valora la trazabilidad y el origen ético del producto.

En la práctica, se promueve el uso de certificaciones ambientales y sociales, se fomenta la rotación de cultivos, y se busca reducir desperdicios en toda la cadena. Además, la innovación también es vista como herramienta para mitigar riesgos climáticos y económicos, asegurando la continuidad de los negocios incluso en escenarios inciertos.

Player subrayó que el consumidor ya no solo busca sabor o frescura, sino también productos con propósito. Por eso, las empresas que lideren el futuro serán aquellas que integren sostenibilidad con estrategia comercial, y que sean capaces de demostrar impacto positivo en el entorno y la comunidad.

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