Agronegocios
Por Andrea Bustos , 17 de junio de 2025 | 06:25

Tiranía del status quo: por qué Chile dejó de avanzar... permisología, inseguridad y deuda

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El economista José Ramón Valente durante Seminiario de SNA ¿Cómo se nos viene la temporada 2025-2026?, advirtió que Chile enfrenta bajo crecimiento, incertidumbre, burocracia e inseguridad.

“Sabemos lo que hay que hacer, pero no lo hacemos”. La frase —tan simple como inquietante— resume con brutal precisión el análisis del economista chileno José Ramón Valente sobre la situación de Chile. En su reciente intervención, realizada en el tradicional seminario de la Sociedad Nacional de Agricultura, ¿Cómo se nos viene la temporada 2025-2026?.

La exposición de Valente, presidente de Econsult y ex Ministro de Economía de Chile, se llamó “La tiranía del status quo”, quién no sólo expuso los síntomas de un país estancado, sino que también identificó con claridad quirúrgica las causas de su inmovilidad. La fotografía que ofrece es la de una nación que alguna vez fue ejemplo de crecimiento y reformas, pero que hoy parece atrapada en un círculo vicioso de inacción, inseguridad y desconfianza.

Entre 1990 y 2013, China creció a un 5,1% promedio. Hoy lo hace al 2%. En Chile, el Banco Central estima que el crecimiento potencial rondará apenas el 1,8% durante la próxima década. La tasa de participación laboral es más baja que en la prepandemia, el desempleo bordea el 9% y la inflación, aunque más contenida, sigue impactando el poder adquisitivo de los hogares. A esto se suma un clima de inseguridad que permea todos los estratos sociales y sectores productivos, explicó.

La percepción de deterioro no es solo emocional; es estructural. “El crecimiento se ha frenado, la inversión está estancada, la incertidumbre económica sigue alta y el país parece haber perdido el rumbo”, afirmó Valente. Pero el diagnóstico va más allá de las cifras: apunta a un mal más profundo, más difícil de combatir porque está enquistado en la cultura política y social: la resistencia al cambio. 

Según datos citados por Valente, un 80% del mundo agrícola ha sido víctima de violencia. 

Cuando el cambio asusta más que el problema

La tesis de Valente es clara: en Chile existe un consenso transversal sobre lo que debe hacerse, pero los intereses del status quo impiden avanzar. “Cambiar es difícil porque hay grupos que se benefician del no cambio”, sostiene, y agrega que muchas reformas necesarias —como reducir la burocracia, modernizar la institucionalidad o mejorar la seguridad— tienen opositores enquistados tanto en el Estado como en la sociedad.

Valente lo vivió de cerca como ministro de Economía entre 2018 y 2019, cuando intentó frenar la “permisología” que paraliza las inversiones y desalienta el emprendimiento. Propuso, entre otras cosas, una plataforma digital para unificar permisos (SUPE), que aún no ha sido implementada plenamente. Según estudios recientes, la burocracia le cuesta al país unos 20 mil millones de dólares al año. Resolverla podría elevar el crecimiento en 0,7% anual por una década.

Seguridad rural

Ninguna economía crece si sus ciudadanos viven con miedo. Según datos citados por Valente, un 80% del mundo agrícola ha sido víctima de violencia. El comercio no se queda atrás: 6 de cada 10 locales también lo han sufrido. Los homicidios han aumentado en 30% en pocos años, alcanzando una tasa que triplica la de los países desarrollados. "Con este nivel de violencia, es imposible que Chile se transforme en un centro financiero regional", advierte.

El crimen organizado ha permeado la ruralidad con mayor intensidad que en las ciudades. Robos de maquinaria, asaltos a camiones con fruta, saqueos en campos y bodegas son cada vez más comunes. Sin orden, no hay producción. Y sin seguridad, nadie invierte. Lo que ocurre en La Araucanía y otras regiones agrícolas ya no es un problema aislado: es un síntoma de un Estado que ha perdido el control territorial, agregó.

Y la informalidad —el gran síntoma de una economía dual— también se extiende. Un cuarto de la actividad económica se realiza fuera del marco legal: el 50% de los cigarrillos que se venden son de contrabando y 4 de cada 10 pasajeros del transporte público no pagan. El mensaje es inequívoco: el Estado está perdiendo autoridad, y sin ella no hay desarrollo posible.

Más impuestos, menos inversión

Chile fue durante décadas una economía que apostó por la inversión. Creció en promedio 9% al año durante 30 años. Hoy, la inversión no supera el 1%. Las razones son varias: mayores impuestos corporativos, creciente incertidumbre política y falta de reglas claras. Según Valente, “las utilidades de las empresas, que solían ser reinvertidas, hoy se ven drenadas por una mayor carga tributaria. Eso significa menos ahorro, menos inversión y, por tanto, menos crecimiento”. 

 

También señala que se ha intentado implementar un modelo tributario que no existe en ningún país del mundo: uno en el que “unos pocos pagan y todos reciben”. Mientras Europa opta por modelos donde todos pagan y todos reciben, y EE.UU. aplica criterios focalizados, Chile parece querer construir una utopía fiscal insostenible.

El precio de la deuda y más … ¿Hay salida?

La deuda pública, otro indicador en alerta, se ha disparado. Si Chile sigue este camino, advierte Valente, podría terminar como Colombia, donde las tasas de interés son dos puntos porcentuales más altas que las chilenas, afectando el acceso a créditos, viviendas y consumo. La responsabilidad fiscal es urgente y no puede seguir siendo sólo un compromiso de palabra.

Valente no es pesimista por deporte. De hecho, cierra su intervención con una nota de optimismo. Cree que es posible cambiar. Pero para lograrlo, Chile necesita un consenso profundo: sobre la importancia del crecimiento, la necesidad de orden, la reducción de la burocracia, la seriedad fiscal y el respeto a las reglas del juego.

Y lo más importante: necesita una ciudadanía que exija resultados y no se conforme con promesas. Hoy, la tiranía del status quo no tiene rostro, pero tiene consecuencias. Y esas consecuencias las pagan, como siempre, los mismos de siempre.

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