Del campo a la mesa brasileña: cómo Chile afianza su presencia frutícola en el gigante sudamericano

Esta relación bilateral un momento clave. Con un Acuerdo de Libre Comercio consolidado y un creciente interés por frutas chilenas, el desafío es aprovechar las oportunidades en un mercado exigente y en expansión. Ricardo Moyano, agregado agrícola de Chile en Brasil lo analiza.

Brasil no es solo el mayor mercado de Sudamérica: también es uno de los destinos más atractivos y competitivos para las exportaciones frutícolas chilenas. Desde enero de 2022, ambos países mantienen un Acuerdo de Libre Comercio (ALC) que ha potenciado aún más el intercambio bilateral, derribando barreras arancelarias y facilitando nuevas aperturas sanitarias. 

En este contexto, conversamos con Ricardo Moyano, agregado agrícola de Chile en Brasil, quien ofrece una mirada estratégica sobre el presente y futuro de la relación agrofrutícola entre ambas naciones. Moyano destaca las ventajas de estacionalidad opuesta, los principales productos exportados, los desafíos del comercio bilateral y las buenas prácticas brasileñas que podrían inspirar a los productores chilenos. El panorama es claro: Brasil es un mercado con alto potencial para la fruta chilena, pero exige diferenciación, calidad y adaptación continua.

Complementarios por naturaleza

Chile y Brasil mantienen una relación agroalimentaria marcada por la complementariedad productiva. Mientras Chile produce frutas en el verano austral, Brasil lo hace en el invierno, lo que permite que ambos países se abastezcan mutuamente durante todo el año sin solaparse.

“La estacionalidad opuesta ha sido clave para el desarrollo del comercio bilateral. Hoy, con el Acuerdo de Libre Comercio en plena vigencia, hemos fortalecido aún más esta dinámica”, explica Moyano. Esto se traduce en condiciones más competitivas para exportadores e importadores, incluyendo mejoras en protocolos sanitarios, reducción de aranceles y coordinación técnica entre el SAG chileno y el MAPA brasileño.

Las frutas chilenas que conquistan Brasil

El mercado brasileño ha mostrado un interés creciente por frutas chilenas de alto valor, tanto frescas como procesadas. 

En lo que va de 2024, se han destacado las siguientes exportaciones de Chile a Brasil:

Adicionalmente, productos como frambuesas y frutillas congeladas, así como cerezas en conserva tienen un espacio en nichos de alto valor. Moyano destaca especialmente el creciente interés por cerezas frescas durante las fiestas de fin de año, y la apertura de posibilidades para arándanos, nueces y frutas con certificación orgánica o funcional.

Oportunidades en el horizonte, diplomacia sanitaria y estrategia comercial

Chile debe pensar en valor agregado para fortalecer su posición en Brasil. Moyano subraya que, si bien no es viable competir con Brasil en jugo de naranja, sí existe una oportunidad para jugos de frutos rojos, productos orgánicos y funcionales, segmentos donde Chile tiene ventajas competitivas claras.

“El consumidor brasileño está cada vez más interesado en alimentos saludables, trazables y diferenciados. Esa es una gran ventana para Chile”, afirma el agregado.

Asimismo, la apertura reciente del mercado chileno a la palta Hass brasileña marca un hito en la relación. Esto abre la puerta a una mayor integración recíproca, donde Brasil podría exportar a Chile frutas tropicales como mango, papaya, açaí o maracuyá.

Uno de los grandes logros de los últimos años ha sido el avance sostenido en protocolos fitosanitarios. La coordinación entre autoridades sanitarias de ambos países ha permitido destrabar negociaciones y abrir nuevos mercados, una política que Moyano considera ejemplar.

En paralelo, Brasil ha desplegado una estrategia activa de apertura comercial: solo en 2023 abrió 78 nuevos mercados para sus productos agropecuarios, cifra que fue superada en apenas siete meses de 2024. “Brasil se está posicionando en Asia, Medio Oriente y Europa del Este, y lo hace con una diplomacia sanitaria muy bien estructurada”, comenta.

¿Qué puede aprender Chile del modelo brasileño?

Moyano también identifica buenas prácticas del modelo brasileño que podrían inspirar a Chile:

• Institucionalidad técnica sólida, con organismos como EMBRAPA liderando la investigación agrícola.
• Diversificación de matriz productiva y de mercados.
• Fuerte adopción de tecnología en el campo, trazabilidad digital y plataformas logísticas integradas.
• Alianzas público-privadas para abrir mercados, uniendo gremios, gobierno y ciencia en una estrategia común.

Chile y Brasil han construido una relación comercial agrícola de confianza, complementaria y estratégica. Pero la competencia es intensa, y el consumidor brasileño demanda cada vez más calidad, sostenibilidad y valor agregado. Las frutas chilenas tienen espacio para crecer en Brasil, pero para lograrlo, el sector deberá invertir en diferenciación, innovación y alianzas duraderas.

“Tenemos una base sólida, una reputación ganada, y un acuerdo comercial robusto. Ahora el desafío es aprovechar esta plataforma para crecer en los segmentos que Brasil valora: salud, sabor y sustentabilidad”, resume Ricardo Moyano.

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