Noticias Agrícolas
11 de junio de 2025 | 04:40

Día del Rosé: el vino que conquista por su frescura y elegancia

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Cada 11 de junio el mundo brinda por el vino rosado. Versátil, refrescante y cada vez más apreciado, el rosé chileno se posiciona como una alternativa vibrante y sofisticada para todos los paladares.

Hoy, 11 de junio, se celebra el Día Internacional del Rosé, un homenaje global a uno de los estilos de vino más encantadores y en auge de los últimos años. Chile, con su diversidad climática y riqueza vitivinícola, no se queda atrás en esta tendencia, consolidando al rosé como una de sus cartas más frescas y modernas en el mundo del vino.

El vino rosado o rosé no es una mezcla de tinto con blanco. Es un vino que se elabora a partir de uvas tintas, pero con un contacto muy breve con las pieles o cáscara o piel de la uva, técnicamente llamada hollejo, lo que le da su característico color rosa pálido o salmón. Este método, llamado "maceración corta", extrae suavemente los compuestos del hollejo, aportando aroma y estructura sin la intensidad del tinto.

Origen y evolución

Aunque tiene raíces históricas en el Mediterráneo —particularmente en la región de Provenza, Francia— el rosé ha vivido un renacimiento global en las últimas décadas, posicionándose como el vino del verano por excelencia, pero también como un acompañante versátil todo el año.

Rosé en Chile: territorios

En Chile, el rosé se cultiva principalmente en valles frescos y costeros, como Casablanca, San Antonio-Leyda, Maule y Itata, donde las condiciones permiten preservar la acidez natural de las uvas y potenciar los aromas frutales. 

Las variedades más utilizadas son Syrah, Garnacha, Cinsault, Pinot Noir y Cabernet Sauvignon.

Características del rosé chileno

Color: Rosa pálido, coral o salmón.

Aromas: Frutas rojas frescas (frutilla, cereza, frambuesa), florales y cítricos.

Boca: Liviano, con acidez refrescante, seco o ligeramente dulce.

Maridaje: Ideal con pescados, mariscos, cocina asiática, quesos suaves y platos vegetarianos.

Mariela Puebla, periodista y amante del rosé, señala que ya este vino no es visto como un vino “ligero” o “femenino”, sino como una opción versátil, refrescante y moderna, ideal para diversas ocasiones. “Me encanta el rosé porque es ligero, fresco y va bien con todo. Es perfecto para una tarde de terraza o para acompañar múltiples comidas, quesos, picoteos".

El vino rosé  va muy bien con:

Mariscos y pescados (ceviche, sushi): resalta sabores sin opacarlos.

Quesos suaves (brie, cabra): equilibra cremosidad y frescura.

Ensaladas y vegetales: su acidez realza notas herbales y corta grasas.

Carnes blancas y charcutería: un rosé más estructurado acompaña muy bien.

Cocina mediterránea y pizzas: combina con tomates, hierbas y aceite de oliva.

Frutas y postres ligeros: si es algo dulce, va perfecto con postres frutales.

¿Qué tipo de suelo necesita?

El rosé se beneficia de suelos graníticos, arcillosos o de origen volcánico, con buen drenaje y bajo contenido orgánico, lo que obliga a la vid a concentrar energía en la fruta. La combinación de suelos pobres con brisas marinas o influencia andina permite obtener vinos equilibrados, elegantes y expresivos.

Chile ha sabido interpretar el rosé con identidad propia. Con un pie en la tradición y otro en la innovación, los productores nacionales apuestan por rosados honestos, frescos y con carácter, perfectos para brindar hoy… y todo el año.

 

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