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Por Andrea Bustos , 15 de abril de 2024 | 07:15

Desafíos del arroz chileno climáticamente inteligente

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Karla Cordero, mejoradora genética de arroz, de Inia Quilamapu dice que genéticamente se busca tolerancia al frío, por que es el arroz más austral del mundo, además que sea de calidad y con un ciclo más corto.

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile junto al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) están trabajando activamente para lograr el cultivo de arroz climáticamente inteligente a través del Método de Cultivo Intensificado del Arroz o SRI. 

Una gran inquietud de los agricultores era cómo manejar la sensibilidad a las bajas temperaturas del arroz, y esta nueva manera de cultivar cambia la forma en que la planta del arroz se desarrolla y se expresa en la temporada, ya que logra una reducción significativa del uso del agua de riego para el cultivo.  

Karla Cordero Lara on LinkedIn: ♥️♥️♥️♥️

Una de las características de esta nueva forma de cultivar es la siembra en líneas rectas, separadas entre 30 y 34 cm entre sí, sin requerir de camillones, ya que solo se utiliza riego.  Ya que en este sistema el arroz no es cultivado bajo inundación, es posible utilizar un cultivador. 

Eso permite tener un control de maleza mecanizado que nunca se ha podido realizar en las siembras convencionales de arroz. La siembra que hacen en Chile es para pasarle a un cultivador y así abaratar costos en químicos. Adicionalmente, la dosis de semillas se reduce hasta 70 kg por hectárea.

“Es muy diferente a lo que gastamos en el cultivo tradicional, entonces es positivo donde se le mire”, señala Luis Valenzuela, del Grupo de Innovación Participativa (GIP) Sindato del Arroz, de la región de Ñuble.

El trabajo mancomunado de los integrantes de cada GIP ha permitido avanzar rápidamente hacia esta nueva forma de cultivar. “Ya llevamos ya dos años teniendo reuniones, haciendo charlas, días de campo, viendo experimentos que se dan y cada día vamos aprendiendo cosas nuevas"; dice Bernardo Yáñez, del GIP Cuyumillaco, de la región del Maule.

Programa de Mejoramiento Genético

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Karla Cordero, mejoradora genética de arroz, de Inia Quilamapu

Karla Cordero, mejoradora genética de arroz, de Inia Quilamapu, señala que las plantas al estar en un sistema donde tienen más espacio y se producen, se desarrollan de manera mucho más vigorosa, son capaces de sobrevivir mejor a estas bajas temperaturas por lo cual el agua no es completamente necesaria. 

“Lo genético que hacemos aquí en Chile, en el arroz, lo primero que buscamos es tolerancia al frío, obviamente porque estamos, es el arroz más austral del mundo, que tengan buena calidad y ojalá un ciclo más corto. Sin embargo, el cultivo de este alimento primordial para el país ha sido fuertemente afectado por la disminución de la disponibilidad de agua y el aumento en los costos asociados a insumos”, agrega Cordero.

El Programa de Mejoramiento Genético ha tomado el desafío de desarrollar variedades eficientes en el uso de agua de ciclos más cortos, siendo además capaces de soportar las bajas temperaturas nocturnas que caracterizan la producción de arroz en Chile. 

Lo ideal es que se desarrollen variedades aeróbicas, que son aquellas variedades que son capaces de reproducirse con la mitad de la cantidad de agua que uno utiliza tradicionalmente. 

Karla Cordero Lara (@Kcordero_lara) / X

El esfuerzo del programa ha logrado obtener una nueva variedad, llamada Jasper, que lleva consigo cualidades esperadas por los agricultores arroceros del país. 

“Por lo visto, es una buena siembra para mí, es una esperanza que tengo en el arroz, porque ya estamos casi colgando los guantes, entonces en esta variedad yo tengo la esperanza”, explica Fidel Sepúlveda, de la región de Ñuble.

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura continúan esta labor para lograr el cultivo de arroz climáticamente inteligente.La adaptación del sistema es abordada por los grupos de innovación participativa establecidos por INIA y el IICA, participan agricultores, asesores técnicos, investigadores y extensionistas deciden en conjunto las estrategias de establecimiento, fertilización, control de malezas, entre otros, avanzando rápidamente hacia esta nueva forma de cultivar.

 

 

Esta metodología utiliza riegos intermitentes, ayuda a la economía de agua y considerable ahorro en dosis de semillas y fertilizantes.

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